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Ingredientes

40 minutos
4 raciones
  1. 500 grs coles de Bruselas
  2. 1 cebolla grande
  3. 1 taco unos 100 grs de jamón serrano del bueno
  4. sal

Pasos de la receta

  1. 1

    Limpiamos las coles. Para eso tenemos que retirar las hojas de fuera, hasta que nos queden las hojas que previamente habían estado tapadas.

    Lavamos muy bien las coles y les hacemos un par de cortes en la base, como haciendo una cruz, para que se haga también y no quede más cruda que el resto.

  2. 2

    En una olla ponemos agua fría y las coles de Bruselas, que llevaremos a fuego. Pondremos a máxima potencia y, una vez que rompa a hervir, bajaremos un poco para evitar que se nos rompan, pero lo suficientemente fuerte como para que se hagan bien.

    Echamos un poco de sal, pero sin pasarnos que van a llevar jamón.

    Dejaremos que se hagan hasta que, al pinchar con un tenedor, entra perfectamente.

    Una vez que estén cocidas, las retiramos del agua. ¡Cuidado!, ya que si vaciamos directamente en un colador, las coles corren el peligro de romperse. Lo mejor es, con la ayuda de una espumadera, retirarlas de la olla y reservarlas.

  3. 3

    Mientras tanto, limpiamos y picamos muy menuda la cebolla.

    En una sartén amplia, pondremos una base de aceite de oliva y, cuando esté caliente, echamos la cebolla.

    Dejaremos que se haga a fuego medio durante unos diez minutos, removiendo de vez en cuando.

  4. 4

    Una vez que esté la cebolla lista, le echamos el jamón cortado en tacos pequeños. subimos el fuego y removeremos para evitar que se queme.

    En el momento en que veamos que el jamón se ha tostado un poquito y su grasa se ha deshecho, añadimos las coles que habíamos reservado.

    Removemos para que se integren los sabores y servimos muy caliente.

    Buen provecho

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Escrita por

lacocinademinia.es
lacocinademinia.es @lacocinademinia
Santiago de Compostela
Antes de nada os presento mi blog: http://www.lacocinademinia.es/ Con esta página no pretendo sumar otra más al amplio mundo de páginas de recetas, sino que quiero ir algo más allá, a través de recuerdos, de reflexiones, trucos, consejos, gustos, etc. Al fin y al cabo, el momento de la cocina es un momento para estar con uno mismo y da lugar a pensar en infinidad de cosas. Mucha de la gente que ha pasado por mi mesa a comer me ha comentado la idea de abrir un restaurante…¡¡¡¡noooo!!! ¡Qué forma de odiar la cocina!. Al igual que me han insinuado que me presente a un concurso de cocina. Al próximo que me diga que me pesente a un concurso de cocina lo mando al Gran Hermano. Sí que es cierto que tengo dos estados diferentes en la cocina: disfrutándola- normalmente fines de semana y cuando viene gente a comer a casa-, y odiándola- cuando tengo que pensar TOOOODOS los días el menú del día siguiente-. Y cuando digo pensar, no sólo es pensar en lo que hacer de comer, sino repasar mentalmente los ingredientes que tengo en el congelador, en la nevera, en la despensa, los que tendría que comprar en caso necesario, en qué momento puedo ir a comprar, si antes o después de recoger a los niños en el cole, o entre que van a una clase o a otra,… ¡¡Lo odio!! Pero no por ello odio cocinar. Empecé este proyecto como terapia y porque, como dice mi madre, soy un “culo inquieto”. Siempre tengo que tener algo en mente y si supone un reto para mí, mejor. Como terapia, me ha servido, y con creces. Estoy teniendo mejor acogida de lo que esperaba y además, tengo a la familia encantada. Todos los días comen algo diferente. No os creáis que las fotos me las saco de internet, no. Las fotos son hechas por mí de platos cocinados por mí, lo cual me obliga a cocinar variado, aunque bien es cierto que no es muy diferente de lo que cocinaba anteriormente.
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